Me sedujo esa
invitación inesperada a hacer algo que me gusta. Siempre pasan cosas a las que buscamos
explicación sin encontrarla. ¿Y para qué buscarla entonces? Simplemente moviste mis energías, despertaste
una inquietud dormida y es que las energías están allí, sólo hay que moverlas.
Pero, ¿de qué hablas?, no importa ya, estoy aquí sentada frente a ti, aunque no
me veas, queriendo contarte algo, con una explosión de ideas que huyen porque
les avergüenza ser descubiertas. Las intento
atrapar para ti. Un poco fugaz,
temerosa, inquieta, desconfiada, sin un principio, para qué buscarlo, eso pasó
hace tiempo, con un camino sí, un camino que piso ansiosa de descubrir, porque
cada día es diferente. El dolor y la
pena en ocasiones intentan derrumbarme, y lloro y entonces las energías se
revuelven y se tensan y se van. Pero
regreso a mi camino, recordando la maravilla humana de sentir que estoy
viva. Recuerdo y escucho esa voz y
vuelvo a recibir energía, de la buena, de la sabrosa y me vuelve a seducir el
encanto de vivir y de escribirte. No sé por qué te lo cuento, sólo te lo quería
decir.
Ahora que sé
que estoy viva, simplemente quiero dejar para ti un trocito de mí. Te lo cuento
sin que te des cuenta, como un suspiro, imperceptible. Vengo de un lugar maravilloso, donde los
cuerpos son energía, son de colores y vibran.
Se habla con música aunque no se sepa cantar y si sabes cantar, entonces
cantas. Allí te ríes de ti mismo y te
llenas de energía, allí miras y te conectas, porque el que está allí también
siente como tú. Y es así, sin explicación, como esas cosas que no comienzan,
simplemente están. Muchas cosas han
cambiado, pero mi origen no, y el tuyo tampoco.
Por eso conectamos, aunque nacimos en pueblos distintos, porque allí la energía está en los buenos días
de todos los días, en cada madrugada llena de prisas para estar puntual, en los
sueños en los que somos grandes y exitosos y viajamos para conocer más y
llenarnos de la sabiduría de los que viven allá y no allí. De esto te puedo
contar después.
Hoy quiero
contarte que soy muchas cosas. Que me
muevo y bastante. Que mis ojos bailan y buscan. Que hay mucha picardía
encerrada, pero a veces se me escapa, que valoro mi mundo y hago decretos, y
los escribo para que se cumplan. La palabra escrita tiene mucho poder, como la
que se dice. Siempre recuerdo que hay
ángeles atentos y cuando menos lo pensamos dicen amén a nuestras palabras. Por eso decreto lo bueno e intento apartar lo
malo. ¡Uy!, ¡A veces me cuesta! Pero eso
mueve energías, como las que movió tu propuesta. No entiendo por qué me gusta,
¿te dije que soy muy inexperta? Te estarás dando cuenta.
¿Sabes?, me
encantan las palabras. Son como notas cuando las colocas en un pentagrama.
Tienen melodía, pero hay que saber usarlas.
Quiero aprenderlo contigo. Y no te quiero aburrir. Porque para aburrida, yo. Hablo poco, pero sé
que digo mucho aunque no hable. Por eso intento
escribirte, las palabras fluyen y se dibujan solitas, corren y quedan
plasmadas. Son bonitas. Aunque me han
corregido y me han dicho que no todo se consigue con palabras y es verdad. No hay como la energía del inicio, de empezar
a hacer. Después funciona la inercia y
te empuja. Pero qué bonito cuando usas la magia de las palabras para empezar.
Dicen que no
hay límites para lo que se dice, y tampoco para lo que se escribe. También dicen que hay cosas que por sabidas
se callan y luego por calladas se olvidan.
Entonces mejor no callar, es mejor hablar, es mejor escribir. Así no se nos olvida. Somos tan difusos a veces, pensamos tanto y
también nos quedamos vacíos. Así no, hay que hacer decretos, gritarlos y
escribirlos. Y decretar un te quiero y renovarlo. Es que el poder de la palabra
es tan mágico…
Ahora te
cuento otra cosa, insisto, no quiero aburrirte, sólo quiero que sepas que estoy
contigo. Eso genera energías. Es que me despierto de cada sueño y pienso en mis
amantes. Sí, no te asustes, tengo
amantes para cada día. En ocasiones me quedo sólo con uno, pero es mejor
cambiar un poco, y entonces cambio. No
te diré dónde están, no los busques, son huidizos, en ocasiones no los
encuentro, pero están allí, segurísimo, no es fantasía, no estoy tan loca, me
hacen más mujer y más humana cada día. Sólo te lo quería decir, pero ya no te
quiero contar más, me gustan los secretos.
Te he dicho
algunas cosas pero ya me tengo que ir. Y como soy así, simplemente no sigo.
Pero te aseguro que me gusta. Espera… que no siempre es así, ya te contaré más…si
tú quieres…
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