miércoles, 31 de enero de 2018

Mi tiempo


-Tranquila - me susurró en el oído – tranquila – me susurró de nuevo, sin que yo pudiera verlo.
Busqué a mi alrededor y no estaba. Una vez más comprendí que todo tiene un tiempo.  Yo tengo un tiempo y estoy en él, aunque a veces se transforma en viento y sopla mi cara hasta hacer cerrar mis ojos.  Me empuja y me hace caer, pero también me refresca y alivia el calor de mi piel.  Yo lo dejo que sople, que cante en mis oídos, que me llene de polvo y de tierra, que me haga respirar turbulencias.  No importa, yo lo respiro porque es mi tiempo.
Me siento a ver pasar tu tiempo y el tiempo del otro y el de aquél.  Y nuestros tiempos se revuelven, son como el mar embravecido que cuando toca la arena se calma y perece. Y es que el mar también perece, se rinde a los pies de la playa y perece.  Corre hasta la orilla, empujado por su afán de perecer.  Pero no lo sabe, o tal vez olvida que el tiempo también existe para él.  Como a tantos se nos olvida…