sábado, 6 de junio de 2015

Nardos para siete días

Siete nardos en el camino, que dejaron su aroma penetrante y sutil, indicaron cómo es el amanecer de cada día en el que los pensamientos se enganchan a un perfume, distante y fascinante, que se enreda en la memoria y juguetea picaresco entre el andar y la poesía.  Todos blancos, todos como racimos de perlas, con su tonalidad particular y su momento en la semana:

Un nardo para el lunes, vestido de blanco brisa, que luce suave y esponjoso, que sonríe y anima deseoso a avanzar sigiloso con energía contagiosa, para empezar la semana con una flor hacendosa, que disfruta mientras decora los caminos y los campos, y perfuma con su aroma las estancias del sol que asoma. 

Otro nardo para el martes, engalanado de blanco luminoso, que dice que en todas partes se puede caminar orgulloso, aunque los pensamientos sean tormentosos y las apariencias, sutiles engaños que dispersen los gozos.

Y para el miércoles un nardo blanco mate, que anime a los amantes a intercambiar corazones, a dejar las razones y disfrutar del romance, que aunque a mitad siempre corte la semana, termina siendo oportuno para perfumar emociones.

El nardo del jueves, impulsivo e inquietante, con un reluciente blanco transparente, para avanzar la semana con modestia suficiente, sin dejar la picardía que despierta su dulce aroma, cuando los ojos, aún adormecidos, se entregan decididos al amanecer que empieza alucinante.

Blanco fiesta para el nardo de los viernes, con brillo de lentejuelas, con olor a noche fresca que sugiere una escapada para ventilar emociones y relajar las pasiones, que seguro buscan su refugio, en algún amor de ilusiones.

Para el sábado, un nardo blanco marfil, elegante y perfumado, que anima a disponer la mente a ocuparse en los quehaceres, que entre tantos compromisos y placeres, en la semana no han encontrado oportuna su morada, ni satisfechos su deberes.

Y para el domingo, un nardo blanco sol, como los rayos del verano, en el que van de la mano caminando por la arena los amores encontrados, que por fin se dan un beso cuando la tarde se esconde y el sol perfuma con su tibieza sus pétalos abrazados, para sellar con su aroma la fusión de unos labios, que se acarician encantados.


Siete nardos y siete días, para combinar el perfume y el trabajo, el aroma y la inquietud, la dulzura y la premura, lo sublime y lo mundano.  Nardos que dan frescura al cansancio y al sofoco, a las prisas y a los errores, pero también al amor y a la aventura. Siete nardos que se regalan generosos al placer de acompañar, con su aroma y su belleza, el vivir de cada día para hacerlo más hermoso, más excelso, más humano. 

1 comentario:

  1. Yo te buscaría nardos azules, rojos y amarillos, bajaría unas estrellas del firmamento, para que hicieras la bandera de Venezuela, tierra en la que naciste y te criaste, usaría los tuyos blancos, para hacer con los azules y amarillos la bandera de Canarias, lugar en el que vives, porque esas representaciones deben estar orgullosas de tener nativos y residentes como tú. Con los rojos haría un corazón y cogería muchísimo aire, soplaría con la máxima energía para impulsarlo al cielo y le llegue a la persona que tú más ha querido. Como siempre bonita reflexión

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