El silencio se hizo canción y
todos la cantaron sin saber que era la canción del adiós. Y se fue a otro lugar, mientras repetía sus
versos y entonaba sus melodías sin saber que era su canción, era su despedida.
Se mudó a otro rincón y en alguna
parte quedó sembrada su historia: la que dejó, la que cambió, la que olvidó
contar.
Era ausencia y era
presencia. Era risa con lágrimas, era
furia con ternura. Contradicción y locura. Ahora ya no se sabe qué es, nadie
sabe dónde está. Su mirada es otra,
atraviesa los espacios sin penetrar en otros ojos. ¿Sonríe?, ¿disfruta? Quién lo sabe ahora.