No es justo que sean mis niños los que
defiendan la paz que otros hemos descuidado.
No es justo que sean ángeles los que
expongan sus alas ante el tirano que se las viene a cortar.
No es justo que sean ellos los que se
vayan volando alto, diciendo adiós al sueño blanco que los llevó a ponerse al
frente y gritar ¡ya basta! ante malvados tiranos con sus macabras ideas.
Mis niños sufren, sus padres lloran, un
país se deshidrata, los violines cantan, el fuego los arrasa, los quema y ellos
siguen luchando. Con impotencia y dolor
los veo desde este país prestado.
¿Alguien conoció valientes? No hay que ir
a bibliotecas ni hurgar libros de historia. Ellos están allí. Los valientes
existen. Usan franelas y escudos de cartón. Usan guantes blancos y zapatos de
correr, los de correr hacia adelante. Se pintan la cara de estrellas y con
ellas iluminan el cielo que otros ya han apagado.