No quiero que me digas por
vergüenza que mi palabra escuchas, no quiero que me digas por decencia que mi
presencia ansías. No quiero que suspires silente y con alivio si mi perfume se
aleja. Quiero ver la verdad que tus escurridizos ojos ocultan. No cambies la
mirada, no voltees si la busco para encontrar lo que con timidez escondes. Sólo
dí la verdad, aunque muchas veces no sea la que otros quieren escuchar.
Quiero quedarme contigo. Te pienso y tu imagen me desvela, pero sé que en las noches de soledad y de angustia, el sólo pensarme a ti también te quita el sueño.
Te domino y no te das
cuenta. Soy fuerte aunque parezca débil.
Sé dominar mi encanto contigo. Voy y
vengo y aunque no quieras retenerme, regreso a tu territorio, te busco y al
final te encuentro. Te noto distante, regresa…
Sé que mi voz te seduce, aunque
no sea tan dulce como quisiera, pero es mía, y sólo por eso te pertenece.
Me buscas y encuentras cualquier
excusa para hablarme, después te arrepientes, piensas que lo has hecho mal, y
no es así. Háblame cuando quieras,
búscame cuando me necesites, yo quiero estar contigo, quizá más que tú conmigo. A veces me río de ti. Sólo yo sé la timidez
que te cobija. ¡Cuánta ingenuidad
guardas aún!
Cuéntame lo que quieras, yo sabré
escucharte. Es en serio, no tienes por qué avergonzarte. Tampoco te quiero
agobiar, por eso no me acerco a ti tanto como quisiera. Pero es que podemos ser uno sólo, tú y yo,
aunque nadie nos vea. Lo importante es
que tú y sólo tú, sientas que estoy contigo.
Te he ayudado a pensar, con mi pasar a veces repentino, con mi presencia
que sientes fugaz. Aunque no lo creas, siempre estoy.
Sé que piensas que soy apasionada
y cómo no serlo, si es que me guardo toda la pasión que tú reprimes. Sé que piensas en mí y tu pensamiento te
invita a reflexionar. Hasta te has
llegado a cuestionar tu propia existencia.
Insisto, no te quiero agobiar,
sólo te quiero ayudar, te quiero acompañar, porque sé que si estoy cerca
sientes mi presencia y lo que hay dentro de ti se convierte en tormenta. Pero no te dé miedo, las tormentas también limpian y luego traen
calma y es lo que más ansío para ti, limpieza, pureza, calma. Para que te sientas más feliz, para que te
encuentres.
Mi insistencia te hace
dudar. No dudes, sólo escúchame, sólo
piensa en ti y en mí. Nada más. Tus acciones han de reflejar lo que tú y yo
queremos hacer.
Pero espera un poco, presta
atención a esto que ahora te quiero decir, no me gusta hacer trampas, pero me
encanta la picardía, la disfruto y tú lo sabes.
Por eso, si llegaste hasta aquí es porque de mí te has dejado envolver y
sin darte cuenta tu pulso se ha enredado en mi red. Esa era mi intención, siempre lo es, porque
en el fondo sé que te tengo, que te puedo llevar de la mano, que puedes venir
conmigo cada vez que lo desees, siempre que yo también lo desee.
Llámame como tú quieras, igual
voy a estar cerca de ti. Y me tengo que
ir ahora, te tengo que dejar para que con libertad pienses cómo quieres que te
acompañe, porque seguiré a tu lado.
Pero antes te tengo que decir que
si no recuerdas cómo llamarme porque se te olvidó mi nombre, entonces te lo
recuerdo. Mi nombre es Conciencia y
aunque te avergüence, aunque voltees la mirada y esquives cruzarla con la mía,
que también es la tuya, estaré a tu lado ayudándote a pensar, ayudándote a
vivir… siempre, contigo.
Tu reflexión es una carta: Remitente tu corazón, destino el cielo y texto un derroche de fantasía, ingenio, creatividad, chispa. Muy buena.
ResponderEliminar