lunes, 20 de junio de 2016

Confesiones desde la incoherencia

Contigo quería hablar.  Sí, contigo, con quién más, no mires para los lados. Tú, que me estás leyendo… ¿Que parezco loca? ¿Eso piensas? ¿Y entonces qué haces tú leyendo a una loca?  Déjame decirte que los locos se leen entre sí y si tú me lees es porque antes yo he leído lo que tú piensas, te he leído a ti.  Y si yo estoy loca y tú me lees, entonces aquí hay más de un loco.  Comprenderás que tiene que haber algo más que locura en mí para atreverme a estar aquí, contándote miles de cosas que se me ocurren, como si estuvieras en disposición de enterarte de lo que yo quiero.  En realidad a veces no quiero y a veces sí quiero.  Ya sabes, cosas de locos y de eso tú también sabes.


Lo que sí es cierto es que cada vez que me dispongo a comunicarme contigo, intento imaginar tu vida.  No puedo contarte sólo lo que yo pienso o imagino, sería muy aburrido, porque además de loca, también soy un poco aburrida.  Entonces intento entrar en contacto contigo. Tú también guardas aburrimiento, seguramente de la vida. Sin embargo, de vez en cuando te logro atrapar y te ato a un instante de mi locura. ¿Que parezco un poco cuerda? Qué va. Eso era antes, la gente vive, siente, observa, disfruta, sufre y se vuelve loca.  Como tú y como yo. No te sorprendas, ¿o es que a estas alturas de la vida no estamos como para confesar lo que sea y decirlo como sea?  Total, ya te lo conté una vez: la vida pasa, ¿te acuerdas? Y si no te acuerdas, no importa, igual pasa.

Quería además decirte que no siempre estoy sola.  Hay alguien que me envuelve y siempre está cerca, se deja sentir.  Pero es diferente, es como inquietante, a veces me estremece.  Su presencia es algo más que eso, como si me robara la conciencia.  ¿Te ha pasado?  Entonces dejo de ser yo, pero miro en el espejo y pareciera que sigo allí, siento que me he ido mientras sigo estando. Y a la vez siento que aún estando ya no estoy.  Se parece a mí, por eso me confunde y me lleva a pensar que aquí hay más de una y ninguna está muy cuerda.

De pronto soy aquélla, cualquiera.  Da igual, si al final el objetivo se consigue.  ¿Que quería cautivarte? Siempre lo deseo, ¿o acaso no es evidente?  Por eso vengo a colarme en este espacio, buscando unas líneas para mí, no todas pueden ser de ella.  ¿Qué quién soy?  Es que no te das cuenta.  La misma de otras veces, la que le gusta robar, atrapar y juguetear, mientras te confundo y me confundes. ¿Ya te diste cuenta?

Salgo de mi espejo, mejor no me acerco a él.  Vuelvo a mis líneas, las que siempre fueron mías, las que disfruto cuando estoy sola.  Y en medio de esta confusión me refugio en esta locura sin cuerdas, sin ataduras.  Quizás es porque ya es tarde y el cansancio me arropa y en momentos así otros deseos me atrapan.  Ya no sé quién soy, siento de nuevo su presencia, es tan inquieta.  Mejor me voy.


Mientras aún sigo, me aferro a sus líneas.  Ella es fuerte y se va, no quiere asustarte.  Yo soy feliz y me quedo, para dibujarte mi espacio, ése que imagino en mis delirios en los que la locura y el sinsentido son mi mejor escape.  Aunque sigo estando, guardaré mis líneas y mis espacios.  Dormiré en mis letras mientras te ahogas en la confusión.  Me iré a refugiar en el espejo, porque quizás ya dije lo que tenía que decir… 

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