Aún recuerdan el
beso que no se dieron, aún sienten la respiración que no encontró el aire, aún
palpitan sus manos con el roce que no existió, aún siguen los pasos del baile
que jamás danzaron, aún suspiran con el recuerdo de aquellas voces que no
hablaron y aún sienten en lo más profundo la tristeza de su despedida.
Él no está y
ella tampoco. Son sus sueños los que se
buscan en las noches. Son sus deseos los
que viajan de una almohada a otra y se encuentran entre hilos de plata que se
tejen en su camino. Nunca han sido. Ya no
son y tal vez no serán. Sólo hay una
gran verdad envuelta en una mentira de cristal que camina sonámbula entre las
estrellas, mientras los amantes desconocidos duermen y sus corazones se abrazan.
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