viernes, 29 de enero de 2016

En busca de un final

Estaba lleno, muy lleno, pero de un profundo vacío que le absorbía las ganas.  No lo dejaba dormir, pero tampoco despertar.

No sabía por qué vivía y leía las noticias buscando encontrar en alguna de ellas la respuesta.  ¿Será que algún día su historia sería narrada y tendría por fin un final?... ¿será que aparecería su historia en las noticias?

En sus ojos pequeñitos se libraban batallas.  Por sus canas cabalgaban las bestias que lo llenaban de miedo y de pudor.  Se le terminaba la sonrisa mientras bebía de ella sediento y sudoroso. Corría tras el tiempo, sin saber que el tiempo lo esperaba.  Y veía volar mariposas de colores desde su jaula de ilusiones.


Cuánta ilusión apagada, encerrada, olvidada… Y sus ganas esperando una chispa mientras el viento la apagaba.  Cariño prohibido le rebosaba en la mirada mientras intentaba dormir silente.

Cantó canciones desde el recuerdo e imaginó sensaciones.  Se estremeció su velero, con el que navegaba en las noches, mientras ella dormía… Muchos sueños aún lo desvelan, muchas preguntas aún lo persiguen.

No pudo saber si estaba en el principio o en el final de la historia, cuando sintió la presencia de una sonrisa escondida en algún cuento, rociada con gotas escapadas de una copa medio llena, que dejaron medio vacía la mesa dispuesta para otro banquete.

Dejó los aplausos abandonados en las butacas del teatro y no se asomó ni para agradecer que en los escenarios, como en la vida, siempre hay un final.  No se dio cuenta que allí estaba su propia vida y él era su director.  Y otra vez repetía la misma historia, aburrido, soñoliento, sin ganas de beber, pero sediento de esperanzas.

Lo sorprendió una mañana coloreada y le recordó que los amaneceres no son grises.  Pero él siguió buscando en las noticias de sus periódicos en blanco y negro un final para su historia.  Tenía que haber alguno y tenía que ser feliz.

Tanto tiempo persiguiendo su sombra, sin darse cuenta que la luz estaba a su espalda y allí estaba su final.  Estaba escrito para él y sólo él podía descubrir sus letras con cada paso al caminar.  Avanzó y entró en el final, sintió estremecer su piel.  No estaba solo, allí estaba lo que tanto había deseado y no era un sueño, era real.  Comprendió que su final podía ser el que imaginaba cuando deja de empeñarse en enderezar el principio y se esfuerza en avanzar hacia el sendero que le quita el peso a su alma ahogada y le hace sonreír.  


Escribió su historia, narró su principio, revivió su presente y enderezó las líneas de su final, dejando que sus páginas  las acariciara el viento y  las dejara volar.  Quedó escrito lo que siempre quiso, no estaba en los periódicos, pero fue el final que le dio respuesta a su vida.  Fue su mejor noticia, la que él mismo escribió, la que él mismo se atrevió a vivir.

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