sábado, 16 de enero de 2016

Calma...ten calma

Calma, que veloz acudes a sosegar la impaciencia que ese reloj se empeña en recordar.  Dile que eres calma, que eres mar dormido, dile que no hay tanta prisa, que piense sin desatino.

La noche no apura el día, que le regale a la noche el amor que tanto cuida.  Que se despeine sin pensar en las horas que atolondradas corren por la piel dormida, que se bañe de sol, que se bañe de luna, que juegue a contar estrellas, que las ponga una a una en las pecas de sus mejillas.

Dile que la miel es espesa, que nadie la apura, que a veces sabe a saliva y a veces sabe a ternura. Que deje que se derrame en su piel, que se deje saborear en tu calma, que no hay prisa que le gane, ni ansias que por llegar primero merezcan perder el momento de un sabor dulce y espeso añejado a las puertas de un beso.


Calma, que la lluvia viene y termina, y pronto deja su olor a tierra mojada.  Dile que respire, que solo respire y sienta la calma que se evapora como los besos en la piel desnuda, que no dejan huellas que se palpen, las dejan en el alma con el sello de la luna.

Calma, como la uva en el vino añejo, que se entrega y espera, que no se impacienta ante el tiempo que acaricia su sangre, que sabe que su sabor y su aroma se convierten en deleite cuando las horas pasan y la paciencia impera.

Tiempo que sabe a miel, que huele a vino, que necesita calma para serenar las heridas, que respira fuego y exhala sosiego.  Dile que estás allí, que eres calma, que recoges su miel y la guardas para disfrutarla despacio.

Calma, ten calma, que tu momento llega, que el dulce reposa sereno, que las caricias esperan, que las sonrisas traspasan los muros, que lo piensas y te persigue y quieres seguir pensando para que te siga persiguiendo.

Presencia bañada de miel, como ese brillo que habla sin palabras y se llena de impaciente calma.  Dile que no la rompa, que guarde su calma, que eres tú y eres su tiempo, que mañana abrirá sus ojos y volverá a ver el brillo, pero esta vez en la almohada que está a su lado, en la que siempre espera encontrar la calma en la que enjuagar su amor y dejar su aliento tibio.


Dile que cierre los ojos y respire, dile que no se vaya, que espere, dile que tenga calma…

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