domingo, 7 de febrero de 2016

Bella, sigue siendo bella...

Decidió ser dueña de sus flores, ser amante de su luna, de las olas que van y vienen y soltar su cabello para que juegue con la vida.

Decidió ser del viento, ya no importa que la despeine y alborote su timidez, si es que igual es bella.

Decidió no tapar más su cara ante la vergüenza, porque ya no hay más vergüenza y despejar su frente apartando su cabello porque su rostro es bello y la claridad le da altivez. 

Decidió ser lo que ella esperaba de sí misma, no lo que esperaban los demás.  Y cantar y bailar a su antojo y mojarse bajo la lluvia, aunque su cabello se pasme y caiga bajo el peso del agua.  Total… es bella.

Decidió guardar sus besos y transformarlos en poesía, la del tiempo que vendrá.  Y recitar sus versos mientras su cabello juega con las rimas y ennoblece sus palabras.

Decidió seguir caminando aunque el camino se transforme en un inmenso desierto y sus pies se quemen en la arena.  Aunque el sol reseque su cabello… si igual es bella.

Decidió buscar la playa más hermosa y adentrarse en el mar, despojarse de su ropa y dejar su desnudez abierta al sol, al cielo, al agua salada y que su cabello baile con las olas y se enrede con las algas y con la espuma.  Total… es bella.

Decidió no parar de bailar y que su cabello suba y baje a ritmo de la música, aunque se enrede en las cuerdas del pentagrama y  parezca un enjambre colapsado.  Da igual, es bella.

Decidió dejar crecer su cabello y peinarlo y despeinarlo a su antojo, reposarlo sobre una suave ola mientras flota relajada en ella y sentir su ir y venir alrededor de sus hombros, sin importar la hora ni el frío.

Decidió sentir el aire que la rodea y respirarlo mientras el viento acaricia su cabello.  Es ella, ha salido al encuentro de sí misma y ha soltado su melena, que la sigue danzante mientras camina y la decora y enmarca su rostro.

Siguió adelante sin importar que el tiempo comenzara a blanquear sus largas trenzas, seguía siendo bella.

Y un día la tempestad sucumbió en su cuerpo y debilitó sus ganas, ablandó sus fuerzas y sus pies dejaron de danzar.  Su cabello empezó a quedarse en el temblor de sus manos y en el descanso de su almohada.  Pero no importaba, es que era tan bella.

Y cambió el cabello por flores de colores, alas de mariposas, plumas de pavo real y siguió dejando que el viento coqueteara con su piel hasta robar en cosquilleo estremecedor la misma sonrisa de antes.

Decidió pasar de la vida antes de que la vida pasara por ella.  Total, con su cabello despeinado, mojado, enredado, descolorido, reseco, alborotado, recogido o sin él… es bella… sigue siendo bella… maravillosamente bella…

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