viernes, 26 de febrero de 2016

Secreto correspondido

Ella, consumida por las llamas del olvido y el descuido, guardaba sus cenizas en un cajón escondido. Él, aburrido de lo mismo, buscaba un escape a la indolencia y al sabor a siempre. Apagado, oculto en su propio brillo, lanzando sus colores al mar abierto, al barco en su naufragio, a las estrellas sin nombre.
Dos corazones con sus latidos oprimidos, queriendo contar los pétalos caídos a la espera de un suspiro en el último respiro. Dos caminos y un solo sentir, descubrieron sin querer que buscaban encender los impulsos del destino.


Una mirada bastó para superar barreras, quizás de la propia existencia, quizás más allá de vidas anteriores, prometidas al encuentro de un anhelado tal vez. Y queriendo ser prudentes amarraron sus deseos y los lanzaron al sol naciente. Allí se sientan silentes, a mirar los colores del ocaso a la espera de que llegue la ocasión de un encuentro, la oportunidad de un abrazo.

Y sabiendo que tal vez por cordura y sensatez, esas pasiones atrapadas jamás se consigan fundir, continuaron su lucha en su vivir, sabiéndose correspondidos, guardando su secreto y conscientes de que ahora son dueños de otro sentir, que con sólo mirarse entienden sus amores y comparten sus temores.


Que no se les escape de las manos, que tal vez ya no haya otra vida en la que el tropiezo o el destino permita cruzar sus tan anhelados caminos, esos que perfuman cada día con el simple aroma del secreto de haberse conseguido…

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