viernes, 6 de marzo de 2015

Palabras

Si las palabras fueran ladrillos con los que construir edificios, construiría un castillo, de esos de cuentos de hadas y lo llenaría de habitaciones, fortalecidas con palabras que inspiren los sentidos.
Una habitación para el amor, no puede faltar, con ladrillos de colores barnizados de caramelo.  Miles de te quiero enmarcados en sus paredes, y un sillón para los besos con palabras abrazadas.
Otra habitación para la locura, desordenada y llena de risas.  Ladrillos de todos los tamaños colocados sin sentido, logrando una especial armonía con palabras desentonadas, puestas al revés, pero muy divertidas.
Una sala para la conciencia inspirada en el azul, con tonalidades verdes y ladrillos bien pintados.
Otra para la lectura, con ladrillos tapizados con portadas de libros, los más geniales, los más auténticos.  Allí las palabras estarían en los cojines, esparcidos por los suelos, sobre alfombras de hilos bordadas con palabras.  Palabras en las cortinas que empujadas por el viento darían un olor a palabra fresca a esa sala de lectura.
Juegos de palabras decorarían las paredes de habitaciones infantiles, labradas de esperanza, esculpidas de confianza, pintadas de ternura.
Palabras de apoyo cubrirían las escaleras, de firmeza para las barandas, de seguridad en los escalones del comienzo, de ánimo en los escalones del final.
Palabras de luz en las ventanas, para que el viento que se cuela cuando están abiertas llene la sala de limpieza y claridad.
Palabras de bienvenida en las puertas, y en sus marcos, palabras de aliento para el viajero que se va.
Una sala con palabras de olvido encajadas en los rincones que ayuden a borrar miserias, que ayuden a superar rencores.  Otra sala, con palabras de comienzo para las nuevas ilusiones; y otra, con palabras de perdón salpicadas de reconciliación y de risas.
Una cocina con palabras de prosperidad endulzadas con miel y chocolate, palabras de orden y de trabajo para la alacena, organizada y con un poco de todo; palabras de unión y de familia para la mesa central adornada con frutas.
Y construiría puentes forjados de palabras, para cruzar los ríos en los que conviven las pirañas y cocodrilos que, como en los cuentos de hadas, permanecen atentos al caminante distraído, que pretende cruzar los ríos sin soportarse en las palabras.
Y de los puentes construiría caminos que se unan al castillo y que lleven a los andantes sobre piedras talladas con palabras de amistad, de cariño, de aliento.
Porque de palabras se construyen castillos, con palabras se reconcilian los amores, con palabras se conocen los amantes, con palabras se reaniman corazones, se unen los amigos, se fortalecen las familias. 

Y con estas palabras te quiero animar a sembrar en tu castillo palabras tuyas que respondan a las mías, palabras hechas de firmes ladrillos que soporten tus paredes y den espacio a tus puertas, para que abran el paso a los secretos que envuelvo en mis palabras, y llenen tus espacios de suspiros y pensamientos saturados de hermosas frases, que hagan juego con esta travesura infinita de jugar con las palabras.

1 comentario:

  1. Una sala con un enorme sillón, lleno de palabras mudas donde puedas proyectar y recordar todas las cosas maravillosas que has vivido. Como siempre bonita reflexión.

    ResponderEliminar

Gracias por participar con tu comentario en esta página