Si las palabras fueran
ladrillos con los que construir edificios, construiría un castillo, de esos de
cuentos de hadas y lo llenaría de habitaciones, fortalecidas con palabras que
inspiren los sentidos.
Una habitación para el amor,
no puede faltar, con ladrillos de colores barnizados de caramelo. Miles de te quiero enmarcados en sus paredes,
y un sillón para los besos con palabras abrazadas.
Otra habitación para la
locura, desordenada y llena de risas.
Ladrillos de todos los tamaños colocados sin sentido, logrando una
especial armonía con palabras desentonadas, puestas al revés, pero muy
divertidas.
Una sala para la conciencia
inspirada en el azul, con tonalidades verdes y ladrillos bien pintados.
Juegos de palabras
decorarían las paredes de habitaciones infantiles, labradas de esperanza,
esculpidas de confianza, pintadas de ternura.
Palabras de apoyo cubrirían
las escaleras, de firmeza para las barandas, de seguridad en los escalones del
comienzo, de ánimo en los escalones del final.
Palabras de luz en las
ventanas, para que el viento que se cuela cuando están abiertas llene la sala
de limpieza y claridad.
Palabras de bienvenida en
las puertas, y en sus marcos, palabras de aliento para el viajero que se va.
Una sala con palabras de
olvido encajadas en los rincones que ayuden a borrar miserias, que ayuden a
superar rencores. Otra sala, con
palabras de comienzo para las nuevas ilusiones; y otra, con palabras de perdón salpicadas
de reconciliación y de risas.
Una cocina con palabras de
prosperidad endulzadas con miel y chocolate, palabras de orden y de trabajo
para la alacena, organizada y con un poco de todo; palabras de unión y de
familia para la mesa central adornada con frutas.
Y construiría puentes
forjados de palabras, para cruzar los ríos en los que conviven las pirañas y
cocodrilos que, como en los cuentos de hadas, permanecen atentos al caminante
distraído, que pretende cruzar los ríos sin soportarse en las palabras.
Y de los puentes construiría
caminos que se unan al castillo y que lleven a los andantes sobre piedras
talladas con palabras de amistad, de cariño, de aliento.
Porque de palabras se
construyen castillos, con palabras se reconcilian los amores, con palabras se
conocen los amantes, con palabras se reaniman corazones, se unen los amigos, se
fortalecen las familias.
Y con estas palabras te quiero
animar a sembrar en tu castillo palabras tuyas que respondan a las mías,
palabras hechas de firmes ladrillos que soporten tus paredes y den espacio a
tus puertas, para que abran el paso a los secretos que envuelvo en mis
palabras, y llenen tus espacios de suspiros y pensamientos saturados de hermosas
frases, que hagan juego con esta travesura infinita de jugar con las palabras.
Una sala con un enorme sillón, lleno de palabras mudas donde puedas proyectar y recordar todas las cosas maravillosas que has vivido. Como siempre bonita reflexión.
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