viernes, 20 de marzo de 2015

La vida pasa...

Caminar y sentir, respirar y pensar, un paso, dos pasos, tres pasos... el silencio aguarda. Los recuerdos se alborotan, la sangre fluye inquieta. 
Mirar alrededor y ver la vida intranquila, transeúntes que pasan como empujados por hilos invisibles que los dominan. Hojas que se mueven y caen, un saludo a la distancia, y todo sigue.

Cada quien resolviendo un misterio. Cada quien cumpliendo sus motivos.
Tanta gente sintiendo, tantos sufriendo, tantos amando, tantos aguardando un sentimiento.
Y lo imposible se vuelve posible, y lo posible confunde a la verdad. Juegos de palabras marcando los pasos, uno, otro, otro más... seguir adelante sin mirar atrás. Y sigue el transeúnte dormido en sus pensamientos. Y sigo mirando la gente que pasa y avanza silente.
En mi mundo lluvias de colores se combinan y me transforman. En aquel mundo pinceladas incomprensibles que pasan sin decir nada.
¿A qué juego? No lo sé...quizás juego a vivir. Mientras, el recuerdo hace sombras en los ojos, las sonrisas se desvanecen, la mirada cae, el viento despeina la vergüenza. Y sigo mirando y andando, otro paso más.
La ciudad se convierte en escenario, el sol ilumina el teatro, los asientos están dispuestos, los espectadores esperan, mi mundo empieza a actuar, las escenas van pasando, el tiempo se sienta a esperar. Y todo va pasando, los amigos están, otros se van, los amores vuelven, otros nacen y la luna no se quiere perder el espectáculo.
Todo está allí, nadie sabe quién lo puso, todo va pasando sin pensarlo, muchas escenas se confunden, las veo todas, pero no todas las entiendo.
Esperar que las lágrimas se sequen, que crezca de nuevo una sonrisa, retocar el carmín de los labios, perfumar las manos, amoldar el cuerpo para un abrazo que ha de llegar, respirar, levantar la mirada, sentir la densidad del camino y avanzar. Un paso tras otro.
Así es un día, así son dos, o tres, da igual...son muchos días.
¿Melancolía quizás? Deseos de entender y dejar pasar, tal vez. Pocas ganas, no sé. ¿Total? La vida pasa...

1 comentario:

  1. En el día a día, lo normal y lo cotidiano se aprecia mejor desde la anormalidad y el hábito convierte los placeres suntuosos en necesidades cotidianas. Como siempre bonita reflexión.

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