sábado, 17 de octubre de 2015

Te sigo contando

Ha pasado un año desde que empecé a contarte historias.  No sé de dónde han salido, no sabía que estaban guardadas. Lo que sí parece cierto es que tenía muchas cosas que contarte y no sabía cómo comenzar, ni siquiera sabía que te las quería contar.  Vino la casualidad y se montó en el camino del destino para marcar un comienzo.  Me tomó por sorpresa y como un reto más, de esos que se la pasan haciéndole zancadillas a mis pasos, a ver si caigo… caí. Y aquí estoy, contándote simplemente lo que te quiero contar. 
 
Aunque no sabía por dónde empezar, dejé que las palabras que llegaban del azar construyeran su propia historia, a veces sin principio, a veces sin final.

Ha sido más divertido de lo que esperaba.  He robado historias a la vida y las he confundido conmigo, a veces contigo.  He inventado secretos y otros se los he robado al alma.  He llegado a confundirme queriendo contarte los sonidos que me susurra el viento, porque a veces me susurra lo que no quiero saber, lo que me niego a escuchar, pero igual se cuela y me cuenta lo que quiere que yo te empiece a contar.  Es así, que cuento lo que yo quiero y también lo que otros no se atreven a decir, lo que tú quieres escuchar y también lo que deseas apartar.

Una vez te lo dije: que soy muchas cosas, que hago decretos y se cumplen. Ahora te cuento además que tengo un poco de magia, soy quizás un poco bruja, un poco loca, aunque lo sé disimular.  ¿Sensata?, no siempre.  La locura y la picardía también me invaden y se mezclan en esta imagen en la que se transparenta una mujer que camina y tropieza, que siente y llora y que se equivoca a cada rato.  Pero lo de la magia es cierto y lo de los decretos también, a pesar de mis errores, a pesar de lo que intento ocultar.  Te lo cuento porque sí.

Las palabras estaban guardadas, casi en el olvido y ha sido divertido encontrarlas y sacarlas a dar un paseo por mis líneas en blanco y negro.  Tan bonitas.  Siento que las necesito.  Por ellas corre la sangre que me energiza y me desvela, mientras le robo a la vida inspiraciones que no son mías, son del tiempo, de las noches, de los sueños, del cansancio, de lo que imagino de ti.  Sin querer le he quitado horas a los sueños, para construir otros despierta.  Los he podido hacer a mi manera y algunos te los he contado. Otros no se pueden contar, o tal vez sí; ya te los contaré, sin que te des cuenta.

No sé cómo, pero siempre queda algo por decir.  Quizás de tanto ver la vida pasar, de tanto imaginar respuestas que no llegan, de tanto querer que la vida cambie y de tanto querer vivirla.  Y ha habido lágrimas, pero también alegrías.  Y ahora sé que te conozco un poco más y tú también a mí. 

No pensé llegar hasta aquí, pero cómo pensarlo si es que jamás pensé en comenzar.  Lo interesante es que ahora te puedo contar que sonrío más porque puedo drenar más. También te cuento que soy la misma, pero también soy otra y me encanta encontrar respuestas a las preguntas que aún no se han inventado.

Te dije que te contaría cosas de mi mundo, de mi ayer y de mi hoy.  Y así lo he hecho.  Mi ayer sigue siendo parte de mi hoy.  Mi origen bonito se quedó pegado a mí y no me ha querido soltar a pesar del tiempo y la distancia.  Muchos amigos quedaron atrás, mi gran amor se fue, pero me siguen pasando cosas maravillosas y cada día descubro razones que no he buscado para seguir queriendo estar aquí, detrás de estas líneas que corren y me van dejando atrás.

Quisiera saber si tú sientes lo que yo siento cuando te cuento algo, pero cómo saberlo… Entonces interpreto tus silencios y también tus palabras cuando de vez en cuando te atreves y me dices algo mientras descubro un pedazo de tu alma y todos se van enterando.  No siempre me lo dices, pero poco a poco he aprendido a conocerte y sentirte, aunque tus respuestas no me lleguen, sí lo siento en la energía que me transmites.  Al final soy lo que tú sientes cuando me descubres y eso no es un secreto.

Termino sin querer hacerlo, pero es que no me gusta aburrirte.  Ya quisiera estar contándote historias que te desvelen como a mí.  Mientras lo consigo, tengo que aceptar que el final tiene que llegar.  Lo reitero una vez más: todo en la vida tiene un tiempo y todo tiempo tiene un fin. 


…Simplemente te lo quería contar…

1 comentario:

  1. No dejo de valorar la calidad de narración y la forma de confesar, como se revela la sensibilidad que enmascara los sentimientos, con resignación solo me avengo a decir. Como siempre, bonita reflexión.

    ResponderEliminar

Gracias por participar con tu comentario en esta página