Dos historias
parecidas con finales distintos. Dos
historias que se encuentran, no por casualidad, lo casual para ellos no existe.
Dos historias que se entregan con todo, sin mezquindades. Dos historias de vida y amor que superan tempestades.
Dos historias
que se abrazan en sus extremos cuando el destino por fin las cruza. Dos historias que comparten de una parte la
entrega, de la otra, el merecer. Amores mendigos, amores prometidos y
acostumbrados a escribir con lápiz, para después borrar sin dejar
tachones. Pero sin querer, acumulan
cicatrices de papel, que también duelen por ese merecer que tantas veces supera
la entrega.
Dos historias
acostumbradas a mendigar amor, esa parte que siempre entregan al merecer que no
comprende, se desvanece en el desprecio, se amarga aun siendo tan dulce.
Dos lugares,
dos momentos, que se abrazan sin querer, que se miran y encuentran lo que no
sabían que andaban buscando. Sus
corazones gritaban ahogados mientras sus ganas se apagaban reprimidas,
entregadas, desesperadas en el silencio de canciones que se quedaban muy
adentro.
Dos historias
que un día tropezaron, que sin darse cuenta se cruzaron, se sintieron, se
atrajeron, iniciaron una historia nueva cargada de preguntas, de sueños que
parecen torpes jugadas de la mente que busca una ubicación en el espacio de la
vida. Ausencia de cuidados que hizo mella en sus corazones ya aburridos de
cantar melodías solitarias, de bailar al son de una música desafinada, de
gritar auxilio en lo profundo de un mar oscuro y sin salida.
Hoy cantan
melodías de vida y sentimiento, y todavía incrédulos se preguntan si lo que
sucede es lo que toca, si es lo que ha de pasar, si los momentos llegan porque
se suceden uno tras otro y simplemente es el turno de dar el paso que marque
comienzos y delimite los finales que existen porque han de existir.
Mañana será
otro día, ya no saben a dónde se dirigen sus historias, sólo saben que las
cosas van pasando, que los ángeles de vez en cuando se quedan dormidos y cuando
despiertan siguen mimando nuevas historias, aunque sus caminos sean torcidos y
algo haya cambiado durante el sueño inesperado de los querubines vigilantes del
destino.
Nadie sabe qué
pasó, todos observan invadiendo el ambiente de preguntas. Las historias siguen su rutina, se enganchan
a perfumes serenos y chispeantes y al final, la vida sigue, cada quien se va a
dormir, las historias juegan para no sentarse aburridas a lamentarse por ser
mendigas de lo que no encuentran. Total, de tanto mendigar se cruzan los
destinos en un derroche de emociones aguantadas por brazos invisibles. Y al fin
se sueltan y se encuentran, explotan de tanta alegría, se acaban los sueños, es
que la vida ha entrado en ellos y ya no son sueños, es la realidad imaginada
que ya no mendiga el amor que ahora ya encuentran.
Un abrazo
cierra el telón de la historia de esos amores mendigos que ya no sueñan, ahora
viven en un sueño porque esa es su vida.
Imaginación regalada al merecer de ambos de tanto amar a escondidas, de
tanto quererse en sueños.
el amor es algo que se gana nunca debes mendigar amor pierdes tiempo tu dignidad
ResponderEliminarEl amor siempre es bien recibido y no importa de donde viene y como viene.
ResponderEliminarLo bonito es imaginarlo y describirlo, tal como dices,da igual de dónde y cómo.
EliminarEs cierto, pero aunque no nos guste, existe,incluso más de lo que podamos imaginar
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