sábado, 2 de mayo de 2015

Rosas para una niña bonita

/
 Su mirada inconforme y dulce asomaba sus ganas de vivir. Parecía que el castigo había llegado a su cuerpo a desquitarse injustamente de las torpezas de un milagro imperfecto. Un desgaste prematuro se apropió de su ser y la golpeó hasta el cansancio, hasta dejarla como jardín exhausto, sin brotes, con su verdor golpeado y reseco. Sus ojos pedían auxilio, mientras su sonrisa no dejaba de brillar. Hermosa criatura, sublime expresión, bondad almacenada en un corazón agrietado y tenso.

Así estaba ella en su lecho, hundida por los duros golpes, pero erguida de tanta belleza, de tantas ganas de seguir, con una sonrisa encantadora y una dulzura escapando por sus pupilas.

Y me quedé pensando… por qué ese empeño en apoderarse de ese cuerpo, si aún tiene que vivir, aún tiene que soñar. Necesita sólo fuerzas, el tesón ya lo tiene, el empuje, la alegría, la bondad, el amor, todo es simpatía y amabilidad en su ser, pero esa destrucción incoherente, que aparece sucumbiendo sus entrañas, domina sus fuerzas y debilita su noble corazón.

Niña bonita, si pudiera recoger de otros jardines las flores llenas de vida que tu cuerpo necesita, plantaría cinco rosales y cuidaría sus rosas para regalarte sus pétalos y rociarte con su perfume. Serían unas rosas muy especiales, con sus respectivas espinas y con los colores que el cielo elegiría para ti: 



Rosas blancas con espinas de plata con las que pinchar tus venas y llenarte de fe.
Rosas rojas con espinas de sangre, que alivien tu penitencia y soporten tu sacrificio.
Rosas doradas con espinas de oro que al pincharte transmitan sanación y alivio a tu cuerpo herido.
Rosas pintadas de azul con espinas caídas del cielo, que se posen como un manto y te cubran de la presencia del sagrado amor materno.
Rosas tornasol con espinas brillantes y llamativos colores, que te pinchen de ilusión como las de cada mano amiga que se acerca a decirte que te quiere, que te quedes, que sigas siendo apoyo a las alegrías de todos.
Y muchas espigas verdes, bañadas del rocío de la mañana, que como escarcha esmeralda te cubran de esperanza, que decoren tu sonrisa, que renueven tu mirada para que no pida más auxilio, para que se desborde en ella tu amor más puro, ése que te permite seguir viviendo, que es tu razón y es tu alegría.

Te has convertido en esperanza para los que te quieren, en ejemplo de lucha y fortaleza.  Y seguirás siendo esa rosa bonita que luce pícara y dulce en medio de un ramillete de orquídeas, que encantadas y felices bailan contigo y recuerdan a la vida que siempre hay grandes razones para seguir aquí, que eres luz que atrae el brillo de las estrellas, que eres alegría que transmite regocijo a quienes a ti se acercan, que eres refugio de almas heridas, porque sabes curar con tu sonrisa, esa misma sonrisa que te hará sanar.


Sé fuerte niña bonita, que tu bondad encontrará recompensa en esta vida, la misma que te dio el regalo de amor más grande, y por el que siempre merece la pena esforzarse por seguir viviendo.

Sigue siendo rosa, sigue siendo sonrisa; que tu jardín de flores y espinas invada con su perfume tus tardes de frescura soleada, tus amaneceres de princesa encantada, tus noches de gozo tranquilo.  Sigue siendo luz, esa que se escapa de tus ojos cuando miras y callas. Sigue siendo espina: de plata, de sangre, de oro, de cielo, de ilusión… de esperanza.  Lo demás te lo darán los ángeles.


Dios te bendiga niña bonita…

1 comentario:

  1. Todos vivimos en el mismo cielo, pero ninguno en el mismo horizonte, escribe con el corazón, le dices que su bondad encontrará recompensa. Tú le das esperanza, un estimulante vital, muy superior a la suerte. Volverá a bailar con las orquídeas.
    Que fácil sería escribir narrando siempre lo bonito, pero a veces los sentimientos obligan a plasmar la cruel realidad, esto te va perfeccionando como autora. Como siempre bonita reflexión.

    ResponderEliminar

Gracias por participar con tu comentario en esta página