viernes, 25 de septiembre de 2015

Mendigos del Amor

Dos historias parecidas con finales distintos.  Dos historias que se encuentran, no por casualidad, lo casual para ellos no existe. Dos historias que se entregan con todo, sin mezquindades.  Dos historias de vida y amor que superan tempestades.

Dos historias que se abrazan en sus extremos cuando el destino por fin las cruza.  Dos historias que comparten de una parte la entrega, de la otra, el merecer. Amores mendigos, amores prometidos y acostumbrados a escribir con lápiz, para después borrar sin dejar tachones.  Pero sin querer, acumulan cicatrices de papel, que también duelen por ese merecer que tantas veces supera la entrega.

viernes, 18 de septiembre de 2015

País de Cristal


La verdad se hizo mentira, mientras la mentira era cada vez más real.  Y comenzó el letardo de un pueblo sumergido en la infamia en la que se convirtieron los días, los recuerdos, las vivencias, las noticias.

Una estrella apareció y se coló entre las demás, un caballo cambió la dirección de su rumbo.  El reloj cambió la hora en una mitad. Los buques ya no tuvieron nombres de princesas.  La montaña que cuidaba la gran ciudad también olvidó su nombre, todo empezó a ser distinto, a vestirse de otro color.  Parecía que se trataba de una obra de teatro en la que se cambiaban los nombres y los colores a los decorados ya viejos y obsoletos, para hacerlos parecer nuevos y poder celebrar fiestas para inaugurar cualquier tablón de cartón.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Ironía


Ese día llevaba puesto su vestido de seda nuevo.  Precioso, impecable, fresco, con los colores brillantes del verano que estaban tan de moda.  Su cabello largo lo llevaba recogido.  Iba tan presumida como siempre, pero hoy en especial quería verse como nunca.  Había quedado con sus amigas de aquellos años para un reencuentro.  No quería que la vieran ni gorda ni vieja, de eso nada, es que pasan los años y los reencuentros atemorizan porque los cambios no siempre son a favor.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Nada

-  ¿Nada? ¿Pero qué clase de título es ese?... ¿Nada?
-  Pues sí, nada. ¿Cuál es el problema? ¿Acaso siempre tiene que haber algo?
-  Sí, claro, algo, cualquier cosa, pero algo.
-  ¿Y acaso no puedo descansar de ti?  No me dejas tranquila con tanto pensar y pensar.  ¿No te das cuenta de que hoy no quiero pensar?
-  ¿Cómo dices eso? Si la que siempre está pensando eres tú.
-  Sí, mis tonterías de siempre. Pero déjame tranquila que hoy quiero descansar de ti.
-  ¿Estás loca? Yo no te quiero dejar.  Me gusta cuando piensas.  Si les contara a todos lo que piensas y lo que sé de ti.  Ni se lo pueden imaginar. ¿Quieres que lo empiece a contar?