martes, 4 de agosto de 2015

Amores caducados

Caducaban las historias mientras la espera consumía los minutos que se convertían en días y con ellos, las historias pasaban a ser leyendas.

Caducaba el tiempo, el que pasaban sin verse, sin estrenarse, mientras el mundo danzaba a su manera.  Se avejentaban sus sentimientos, caducaban las cartas que no llegaban y las canciones que no se escuchaban.  Hasta las canas querían esconderse de la historia para no caducar con ella.


Seguían sin encontrarse mientras sus sueños se enganchaban al mismo hilo de la vida.  Cada uno en su camino explorando el sentido a su leyenda, adivinando el siguiente paso, tratando de no equivocarse para no teñir de tristeza el color de sus ilusiones.

Una mirada imaginaria que también caduca, pero llena el vacío de los suspiros que no quieren caducar. Suspiran en un mismo compás, se sienten, se perciben.

La ausencia se convierte en presencia mientras caduca el silencio que los separa.  Pero la imaginación no caduca y los lleva cantando juntos a un paisaje sin nubes, cada uno imaginando el final del arcoiris, acompañando sus historias con miel de las flores de su mismo sueño.

Allí en la planicie, siguen absortos cada uno en su sueño, cubiertos por el manto de un cielo abierto; allí reposan sus historias cargadas de misterios, de silencios, de ilusiones lanzadas al viento, que aunque no están, existen y aunque no las siembren, afloran.  Y se quedan extasiados en su sueño contemplando las estrellas, sabiendo que su historia aunque caduque es cierta, porque la viven y la comparten, mientras sienten que sus manos se entrelazan aun sin haberse palpado nunca.

Y si el viento sopla fuerte y arroja sus pistilos a paisajes diferentes, sabrán que hubo una historia de personajes reales perseguida por el tiempo, que no acompañó sus lugares pero sí sus sueños y desfasó sus raíces hacia historias distintas.  Al final encontraron su espacio para sembrarse en una canción prohibida, que en sincronía sin querer la escuchan y con la misma pasión la cantan.


Ya no importa lo que no pase, lo importante es la magia que los envuelve y hace que no caduque el final de dos amores que de tanto quererse en espacios diferentes, de tanto sentirse sin mirarse y sin hablarse, tan solo cantando y soñando, han hecho que su historia de amores caducados se convierta en la fuerza que imprime vida a su sueño de encontrarse, de saberse, de entregarse. 

1 comentario:

  1. La fidelidad era un lujo, la constancia fue necesaria, se apoyaban en la permanencia del amor y de la ternera, fueron premiados por el poder de la mente al encontrarse de saberse y entregarse. Como siempre, bonita reflexión.

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