Era un día cualquiera,
quizás era una tarde, tal vez una noche. Era un mes cualquiera de un año
cualquiera. Había dos desconocidos que no sabían por qué estaban allí, si era
que realmente estaban. Tal vez nadie los veía, tal vez todos los miraban. No
sabían lo que sentían, o tal vez no sentían lo que sabían. A veces temblaban, a veces soñaban, quizás sufrían,
quizás reían, quizás vivían. Estaban y no estaban. Eran luz y eran sombra, un
sueño tal vez. Ella cantaba, él susurraba, quizás se escuchaban, quizás se
pensaban. Se miraron sin saber que lo
hacían. Se tocaron sin acercar sus manos. Se pensaron casi sin pensar, se
desearon casi sin querer. Buscaron en la
sombra la luz que no estaba. Sintieron en sus vientres las caricias que no
había. Eran lluvia en días de sol, eran
nieve en días de calor, eran fuego escapado del invierno, viento en el vacío,
olas en el desierto.
Él era él y ella era ella.
Él y ella, juntos sin pertenencia, en un mismo espacio, quizás no en un mismo
tiempo. Tal vez no estaban, tal vez eran una esencia inexistente, un clamor de
vida, un aliento sin palabras, sin acento.
Sería tan grande su amor que
sin ser de este mundo coincidían en sus deseos de vida. Quizás era eso lo que
necesitaban: un espacio de vida para poder ser lo que no sabían que eran. Es que sin saberse, se imaginaban; sin
esperarse, se sentían. O tal vez lo soñaban.
Quizás era mío el sueño, quizás confundo mis sueños con mi vida, quizás
es mi deseo, tal vez es un delirio, o el de ellos.
Y ese día cualquiera, quizás
una tarde cualquiera, tal vez en medio de la noche o con la noche en el medio,
los dos coincidieron en el mismo camino.
Ella saltaba y bailaba. Él
cantaba y caminaba. Dos tiempos
distintos encontrados en la nada, en lo que no había, en lo que no era. Dos almas atraídas sin saber por qué, sin
explicaciones, sin punto de encuentro, pero con el encuentro atado en un punto.
Respiración al compás. Piel
mojada y dulce, distinta, brillante. Versos encontrados en la misma poesía,
melodía sin sonido, espacio sin aire. Fugaz, profundo, infinito. Él estiró su brazo y abrió su mano, quizás
fue su corazón. Ella se aferró a esa
mano sin saber por qué, sin preguntar, sólo sintiendo, quizás amando. Por fin se palparon, no se conocían. Despertaron de un sueño antes de haberse
dormido, hicieron realidad lo que nunca soñaron, es que quizás no lo sabían,
quizás sólo lo sentían.
Tal vez fue mi sueño, tal
vez mi cansancio, quizás les robé los deseos.
Tal vez fue una madrugada, cuando no sabían que soñaban. Tal vez fue una vida deseando ser
amados. No sé si desperté, no sé si aún
duermo. Tal vez es mi sueño, quizás no
es mío. Creo que aún están, se dejan
sentir, su palpitar es inmenso.
La habitación está
fría. Abro los ojos y todo se ve igual,
no sé si estoy despierta o estoy dormida.
No sé si ya amanece, no sé si anochece.
No sé si ellos están o sólo estoy yo.
Sé que era un día cualquiera, quizás era una tarde, tal vez una noche y
yo estaba allí. Sé que todo ocurrió.
…Mejor me vuelvo a dormir,
si es que acaso estoy despierta.
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