viernes, 20 de enero de 2017

Una historia que tal vez no fue. O tal vez sí...


Era un día cualquiera, quizás era una tarde, tal vez una noche. Era un mes cualquiera de un año cualquiera. Había dos desconocidos que no sabían por qué estaban allí, si era que realmente estaban. Tal vez nadie los veía, tal vez todos los miraban. No sabían lo que sentían, o tal vez no sentían lo que sabían.  A veces temblaban, a veces soñaban, quizás sufrían, quizás reían, quizás vivían. Estaban y no estaban. Eran luz y eran sombra, un sueño tal vez. Ella cantaba, él susurraba, quizás se escuchaban, quizás se pensaban.  Se miraron sin saber que lo hacían. Se tocaron sin acercar sus manos. Se pensaron casi sin pensar, se desearon casi sin querer.  Buscaron en la sombra la luz que no estaba. Sintieron en sus vientres las caricias que no había.  Eran lluvia en días de sol, eran nieve en días de calor, eran fuego escapado del invierno, viento en el vacío, olas en el desierto.
Eran todo eso y no eran nada.  Se buscaban y no se encontraban.  Quizás no sabían que se buscaban. ¿Hacia dónde miraban sus ojos? ¿Es que acaso tenían miradas? Ya no sé si estaban o no estaban.  No sé si los vi, los soñé o los sentí. No sé si era de noche o de madrugada cuando su recuerdo buscaba en mí un refugio.  Pero hubo algo, yo sé que hubo algo.
Él era él y ella era ella. Él y ella, juntos sin pertenencia, en un mismo espacio, quizás no en un mismo tiempo. Tal vez no estaban, tal vez eran una esencia inexistente, un clamor de vida, un aliento sin palabras, sin acento.
Sería tan grande su amor que sin ser de este mundo coincidían en sus deseos de vida. Quizás era eso lo que necesitaban: un espacio de vida para poder ser lo que no sabían que eran.  Es que sin saberse, se imaginaban; sin esperarse, se sentían. O tal vez lo soñaban.  Quizás era mío el sueño, quizás confundo mis sueños con mi vida, quizás es mi deseo, tal vez es un delirio, o el de ellos.
Y ese día cualquiera, quizás una tarde cualquiera, tal vez en medio de la noche o con la noche en el medio, los dos coincidieron en el mismo camino.  Ella saltaba y bailaba.  Él cantaba y caminaba.  Dos tiempos distintos encontrados en la nada, en lo que no había, en lo que no era.  Dos almas atraídas sin saber por qué, sin explicaciones, sin punto de encuentro, pero con el encuentro atado en un punto. 
Respiración al compás. Piel mojada y dulce, distinta, brillante. Versos encontrados en la misma poesía, melodía sin sonido, espacio sin aire. Fugaz, profundo, infinito.  Él estiró su brazo y abrió su mano, quizás fue su corazón.  Ella se aferró a esa mano sin saber por qué, sin preguntar, sólo sintiendo, quizás amando.  Por fin se palparon, no se conocían.  Despertaron de un sueño antes de haberse dormido, hicieron realidad lo que nunca soñaron, es que quizás no lo sabían, quizás sólo lo sentían.
Tal vez fue mi sueño, tal vez mi cansancio, quizás les robé los deseos.  Tal vez fue una madrugada, cuando no sabían que soñaban.  Tal vez fue una vida deseando ser amados.  No sé si desperté, no sé si aún duermo.  Tal vez es mi sueño, quizás no es mío.  Creo que aún están, se dejan sentir, su palpitar es inmenso. 
La habitación está fría.  Abro los ojos y todo se ve igual, no sé si estoy despierta o estoy dormida.  No sé si ya amanece, no sé si anochece.  No sé si ellos están o sólo estoy yo.  Sé que era un día cualquiera, quizás era una tarde, tal vez una noche y yo estaba allí.  Sé que todo ocurrió.

…Mejor me vuelvo a dormir, si es que acaso estoy despierta.

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