jueves, 24 de noviembre de 2016

Tiempo atascado en el cansancio

Cada vez los días son más cortos y, peor aún, las noches más cortas que los días.  Ya los amantes no tienen tiempo para amarse, ni los pájaros para anidar su descanso.  Ya no hay espacio para la melancolía, ni lugar para la alegría.  Es que los días se han encogido y todo ahora queda apretado.  Las fotos se han hecho pequeñas y los paisajes se han ido lejos. 
Los amores ya no se ven en medio de las prisas, su presencia también se ha hecho pequeña.  Seguramente andan buscando lo que le falta al día, lo que no tiene la noche.  Pero es que las ventanas se han cerrado y la poca luz ya no entra.  El mundo gira más de prisa y todos están trastornados. La gente se despeina. El viento está apurado. Todos corren aunque nadie los persiga.  
Los besos van caducando mientras se quedan solos en las neveras de los amantes, esperando que alguien los recuerde, los descongele y los saque de paseo.  Los abrazos se hacen fugaces en su afán de imitar estrellas. Lo ve reír pero no ve su sonrisa, la ve llorar, pero no ve sus lágrimas, quizás también se han congelado. Se ven pasar pero no ven sus pasos. Todo es ahora tan extraño. Se acabaron los espacios mientras todos corren.
Hay que hacer algo, siempre hay que hacer algo. El tiempo es otro, se quedó  rezagado.  No sé si hay que competir ¿Es que alguien tiene que ganar? Yo no me he inscrito, no lo recuerdo, tal vez me perdí de algo.
Las horas pasan y no me doy  cuenta,  pero el espejo me dice que todo ha cambiado  ¿Dónde está la niña? ¿Dónde están los niños? Todo gira. Me persigue y no quiero correr. Estoy cansada, no quiero seguir corriendo, no sé por qué estoy corriendo.  Giro, media vuelta atrás.  Voy contra corriente. Sigan ustedes que yo me quedo, me voy donde comencé, quiero buscar lo que había, aunque ya no sé si lo había o me lo inventé. Todos corren al revés, no paran de correr, mientras busco en mi ayer el amor que se me fue, el abrazo que no encuentro, el beso que se enfrió. Tal vez los encuentre, tal vez no.

Sigo cansada, no encuentro mi cuerpo, no sé si soy yo.  Me alejo de mi mente para no encontrar el dolor.  Me acuesto despacio, me acuno en un recuerdo y duermo con él.  Mientras tanto, ya no sé si estoy, si he vuelto o si me fui… quizás es sólo que estoy cansada…

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