jueves, 10 de marzo de 2016

Lo que me gusta de ti: Una declaración fugada del corazón

Me gusta cuando me sorprendes en cualquier momento, cuando de pronto apareces en la letra de una canción o en el final de una poesía.

Me gusta cuando me hablas y me quedo hipnotizada ante tus palabras y recojo tus letras que se pierden en mi sangre y ruborizan mis mejillas.  Las guardo en mi libro azul, las leo mientras me trago tu imagen y bebo un sorbo de tu recuerdo.

Me gusta cuando me cantas una canción y la sigo escuchando sumergida en el mar.  Las olas se mezclan con la espuma de tus versos y la playa se duerme mientras escucha tu voz. 
 
Me gusta cuando apareces al final de mi plato, en lo último que guardo para saborearlo mejor.  Entonces todo sabe a besos, a manjar de amor.

Me gusta cuando te mezclas con el azúcar de mi café en las mañanas llenas de frío y me proteges con tus manos enredadas en mi bufanda que huele a ti.  Tu olor a café, a dulce amargo, me hace adicta al amanecer. 

Me gusta el calor de tu respiración, cuando la imagino en mi cuello mientras respiras mi desgaste y soportas mi cansancio.

Me gusta sentir tu abrazo, que me reconforta, es como un masaje a la vida, al despertar de los sentidos, que se disparatan cada vez que te ven y entre risas y nervios arrojan mi compostura al suelo.

Me gustan tus labios dulces, tu miel con chocolate en la taza de los besos, mezclados con el té de la tarde y con la sonrisa que se te escapa cuando me descubres buscándote.

Me gusta tu calor que derrite mi pasión y me deja fundida y apagada a la espera del fuego de tus manos, capaces de amoldar de nuevo mi cuerpo convertido en cera, para dejarme intacta, como antes, como siempre.

Me gusta tu perfume mezclado con tu piel, tu mejilla después de afeitar, tu cara al despertar, el desorden en la gaveta de tus sueños, tus impulsos persiguiendo mis besos cuando la mirada no alcanza para decir un te quiero.

Me gusta cuando dices mi nombre y la dulzura empalaga mis oídos.  Es que mi nombre se convierte en poema cuando lo dices tú, cuando me llamas tú, cuando me piensas tú.  

Ya no me avergüenzo por quererte, ya no me sonroja mi deseo, mi adicción por tu presencia.  Es efervescencia lo que me brota desde dentro, esta pasión loca que me aburro de ocultar y que te quiero gritar para que jamás la olvides.  Porque no hay explicación que describa mi pasión, ni sombra que opaque esta luz que ya no sé apagar.


No sé si merezcas tanto amor, no sé si existes o te inventé, sólo quiero que guardes mi declaración, la que nunca antes hice, la que nunca más haré, la que sólo hice para ti.

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