Se les fue de
las manos, se les fue de la vida. No supieron
decir adiós, no quisieron decir adiós. Pero se fueron…como tantos. Emprendieron
un nuevo camino, sólo con un mapa, sin planos que expliquen cómo, sin
estrategias claras, sin pensarlo dos veces…como tantos.
Una pausa que
creció más de lo que debía. Y se hizo
vida. Pero quedaron las marcas, los recuerdos, los planes, los sueños. Y la vida siguió marcada por un espacio que
se quedó, sin despedida.
Rincones
decorados, fantasías soñadas, de eso había bastante… y aquella casa…la tuya, la
mía, la de tu hermano, la de tus padres…