viernes, 27 de febrero de 2015

Incierto

Caminar con los ojos cerrados, adivinando el camino, sintiendo el peso de abismos infinitos penetrando por los poros.  Así transcurren los instantes.  Desvelos inapropiados  de ojos que se marchitan.  Pensamientos desvanecidos que atacan las profundidades hasta quedar atascados en las ramas de un desaire.  Y allí, inerte y atontada, imaginando las respuestas que no llegan del cielo, espero que la frágil mente comience por fin a descubrir las certezas de los pasos, los que se dieron y los que no se han dado.
Mientras tanto todo es incierto, todo se queda en instantes que rebosan sólo de vida, sólo de pensamientos que no son nada.
¿Quién habló de planes, dónde están los planes?  Si es que todo se fuga, la incertidumbre se entierra y vuelve a nacer, la aparto y rebota, como si no existieran más puentes, como si los remolinos se antojaran de buscar sólo mi espacio, carentes de  caminos, revoloteando lo que miro, lo que quiero ordenar y se me escapa.  Allí se quedan, haciendo honda la incertidumbre de los pasos sobre cuerdas templadas. 

sábado, 21 de febrero de 2015

Deshaucio

Te veo pasar, desahuciado por la vida, separado de un consuelo, castigado, solitario.
Renegando tu pasado, ahogado en tu presente, sin pensar en el futuro.
Imagino tus noches, tu soledad punzante enfriando tus huesos, socavando tus mejillas.
Tu sonrisa, que aún no fallece, encriptada en tu rostro agotado. Pupilas alborotadas que gritan auxilio, que claman cariño.
Torpeza hubo en tu vida. No me lo contaste, pero tu cristal lo refleja.
Tu carácter se revuelve, tu furia descargas a quien al pasar te mira. No pelees con la vida, ya bastante tienes con lo que hasta ayer peleaste.
¡Ay amigo! Qué le hiciste a la vida y qué te ha hecho ella a ti. 
Y es que te veo sonriendo cual niñito enamorado, y en tu corazón agobiado la gran pena va aumentando, mientras tu cuerpo perece...

sábado, 14 de febrero de 2015

Un Cuento de Amor Juvenil

Era tímida y muy sencilla.  Rigurosa en sus convicciones,  temerosa al hablar.  Siempre vestía impecable, pero tal vez algo anticuada.  Le gustaba tener amigas, pero se alejaba de los amigos.  Con sus amigas era sincera y juguetona.  Admiraba la espontaneidad de Sara, la picardía de Adriana, la inteligencia de Amanda.  De Sofía, su buen vestir, de Beatriz su belleza y simpatía, de Maira, su alegría y su sonrisa, de Mariana, ese atractivo especial que llamaba la atención de todos los chicos de su edad y de Alejandra su tímido coqueteo convertido en su gran encanto.  Era buena amiga, le gustaba estudiar y compartir.  Siempre llevaba su cabello recogido.  Le encantaba ver el movimiento de las cabelleras de sus amigas cuando corrían y jugaban.  Pero prefería recoger la suya.  Siempre tan vergonzosa, prefería estar en segundo plano, o en tercero, o en cuarto, qué más da.

domingo, 8 de febrero de 2015

Añoranzas

Me despierto de repente, miro el despertador, es muy temprano todavía.  La ventana al frente, quién la puso allí, no veo el espejo reflejando la lámpara del techo, mi peinadora dónde está, esa puerta no la conozco…dónde estoy, pienso con el corazón agitado mientras mi cuerpo tiembla aún medio dormido.  Me tengo que despertar, pero para qué, qué tengo que hacer hoy, qué día es, dónde estoy…Tantas veces esa sensación…dónde estoy…

Mi mente se confunde tantas veces, es como si en mis sueños volviera a mi casa, a la que abandoné sin remedio cuando fui empujada a saltar para encontrar refugio a la soberbia del sin sentido.  Sus espacios aun me persiguen, sus sensaciones, su olor a madera, su olor a comienzo, a ilusión.

Silencio y Soledad

Por qué hablas de soledad, si aunque parezcas ausente logro verte entre tanta gente.  Y si yo logro verte, es porque tu magia es atrayente y eso no es soledad.  Sal de tu morada oscura y escondida y regálate a la vida.  Reparte sonrisas, llénate de ilusión, termina de dar ese paso que tu sentir acobarda y con temblor amarras para aferrarte a eso que llamas soledad.

Y es que te vi suspirar alegando cansancio, te vi pensando o quizá simplemente con tu mente aislada, vacía de tanto pensar.  Ven conmigo a bailar, dame tu mano y te regalo un abrazo; dame un beso y te regalo un te quiero; dame un sueño y te regalo mi corazón.


Agradeciendo

Aunque las lágrimas se acerquen a mis ojos y decidan bañarlos para gritar en gotas de transparente auxilio el vacío que sacude mi paz.
Aunque mi corazón exprima al sentimiento de lo imposible y lo deje arrugado de tanto querer saciarse en él buscando lo que ya no es, lo que ya no está.
Aunque el viento sople y quiera apagar en la vela de mi ilusión la llama de la última esperanza.
Aunque tiemble mi suelo y se agriete el camino…

Seguiré dando saltos sobre las piedras más fuertes.  Seguiré encendiendo llamas en las velas de mis amigos, de mis amores, de mis sueños y de mis ilusiones. Y seguiré agradeciendo al Señor de los claveles rojos el regalo de aquella flor que recoge en cada pétalo la bondad de corazones abiertos, libres y generosos que me sonríen en cada despertar. Cientos de corazones abren el paso y despliegan alfombras coloridas a mi andar discreto y silencioso.  Se quitan su sombrero y con gesto amable saludan los suspiros de mi vida.

Pasión Delirante

A veces te extraño en las noches, cuando el silencio se desborda y la mente busca los recuerdos.  Tanta oscuridad aturde la soledad.  Pero pienso que estarás al amanecer y me quedo tranquila. La noche no me apaga.  En las mañanas sé que estarás, siempre bien puesto, aunque a veces te escondas y luego te asomes.
Tu calor me acompaña, mi cuerpo hace la sombra. Te posas sobre mí buscando mi piel.  Yo me escondo.  A veces eres tan fuerte que tu rudeza me hace escapar de ti.  Me gustas más suave, pero tu naturaleza es así, ardiente y lleno de fuerza.  Tu energía es vida.  Se propaga y genera alegría.  Tan distante y a la vez tan cerca.  Calor divino, luz incomparable.  Los colores vibran ante ti.  Ese rojo intenso del amanecer baila a tu alrededor, desnudándose a través del naranja, el amarillo, hasta llegar al simple brillante, ése que sólo veo en los ojos que imagino.

Mi Niña Venezuela

Hoy les quiero contar una historia real, esta vez no se me escapó de un sueño, por absurda que parezca. Le ocurrió a mi linda mamá, una de esas tantas anécdotas que recorren el día a día de todos los venezolanos en su transitar por la vida en mi querido país, y que ella, como tantos otros, ha sabido afrontar con valentía y decisión. Son dos atributos que muy bien han sabido cultivar los venezolanos para subsistir a la tormenta de episodios absurdos que empujan a un vacío inexplicable a la sensatez y a la cordura.  Y eso sí, con muchísima paciencia, magnífico remedio para soportar los límites de lo absurdo, pero que poco a poco, también está llegando a su propio límite.

Bailando entre Orquídeas

Fue un día de esos en los que la casualidad se anima a cruzarse en el camino del devenir, regalándole un guiño al caminante y haciéndole tropezar con el destino.  Lo conocí porque hablamos de sus trajes.  Impecables, con un gusto sobrio y distintivo.  Un acabado perfecto.  Me dijo que era sastre y eso me sorprendió.  Nunca había conocido un sastre. Y comencé a imaginarlo en un cuento de hadas y princesas, donde un sastre simpático con agujas mágicas y telas de fantasía elabora trajes a los príncipes que luego enamoran a las princesas trajeadas con largos y glamorosos vestidos.  Pero no era éste un sastre mágico, ni tenía las barbas blancas ni bigotes puntiagudos, ni tampoco zapatos de charol con hebillas grandes y brillantes. Sacudí mi mente para que se escaparan esas imágenes y poder regresar a una conversación sensata y próxima. 

Simple y Perfecto

Me pregunto cómo es tan maravillosa la vida, cómo es tan perfecta la creación. Cómo es que todo tiene siempre un sentido, aunque muchas veces no entienda ese sentido. Y en lo más simple de los regalos de la creación es posible deleitarse con la belleza y la firmeza, lo pequeño y lo majestuoso, lo cruel y lo divino, la mágica combinación de los colores con el aroma, la sensación de protección y de frescura, la imaginación y la realidad, lo que parece irrelevante escondido en una exuberante armonía de colores, olores, regalos para los ojos, para todos los sentidos.

Ella y Él

Era ella un pez y nadaba incesante por las aguas de un mar llamado vida.  Era él un navegante, surcaba ese mismo mar con inquietud.  Llevaba su red. Nunca presumía de tenerla, pero le acompañaba a navegar cada vez que su inquietud lo invitaba a zarpar.
En las aguas ella se movía como danzando, iba de un lado a otro.  Le gustaba ver a los demás peces bailar todos juntos.  Su rumbo era el norte, allá donde seguramente una estrella le ayudaría a iluminar su sueño.  Él también navegaba hacia el norte, tenaz, bravío, infalible, moviendo sus velas, jugando con su timón, analizando el viento, mirando siempre el horizonte, con su brújula en el bolsillo.

Despertar

Desperté de nuevo de ese sueño en el que me sumergí por años. Pero desperté y sentí la necesidad de regalarte mi tiempo, de retomar lo que una vez dejé en aquellas páginas dormidas, pero aún vivas.  Y es que dormía sin saberlo, dormía mientras crecía, mientras quería ser grande y llenarme de saber.  Quería aprender, buscar un espacio donde colocar mi vida.  Y entonces me sumergí profundamente, me entregué sin miedos a la tarea de luchar, de vivir en medio de todos, de entender lo que otros quieren, de reflejar lo que es mío, de complacer a los que más quiero, y de ir llenando poco a poco, con recuerdos, con escenas vividas, con sentimientos aflorados y escondidos, una gran vasija.  La fui llenando con hacer y deber, con cumplir y respetar, con mirar y callar, con gritar silencios, con estudios y desvelos, con dejar pasar, con música de fondo para cada hacer, con amar hasta que duele, con amar hasta que gusta, con amar hasta el suspiro…

La Rebelión de un Pentagrama

Saltaban de un lado a otro, subían las escaleras de las líneas, para luego deslizarse entre los espacios.  Líneas y espacios, un mapa perfecto que antes les indicaba el lugar correcto para una melodía bonita y contagiosa.  Estuvieron allí inertes por mucho tiempo.  Una clave les indicaba cuando estaban en Sol, o en Fa.  Un pentagrama sencillo, en el que Doña Redonda y Doña Blanca de repente comenzaron a corretear a las pícaras Negras, cansadas de permanecer en el mismo lugar, aunque con la misma distinción y estilo, pero buscando otro tipo de melodías. Un mapa que se convirtió en celda con cinco barrotes horizontales. Las Corcheas siguieron la rebelión, y encantadas de bailar juntas, decidieron seguir tomadas de la mano, pero un tono más arriba, saltando a Don Silencio.  Invitaron a las Semicorcheas, sujetadas con ambas manos a la cintura de sus compañeras.  Comenzaron todos a bailar de manera disparatada, y aquello empezó a perder sentido.  Los Silencios se caían de las líneas y luego rebotaban entre ellas.  Se colaban entre las primas Fusas, siempre tan ligeritas y apresuradas, ni decir de las Semifusas, impacientes y atropelladas.  De pronto se colaba Don Sostenido y las obligaba a subir un semitono riéndose del disparate resultante, hasta que llegaba Don Bemol y las hacía retroceder. Los puntillos decidieron alargar las melodías posicionándose para cubrir silencios. Las marcas de los compases pedían más tiempo, querían olvidarse del tres por cuatro.  La clave de Sol, pomposa y arrogante se burlaba de la de Fa, por sencilla y preguntona.  Sonidos discordantes que salían de lo que antes fue una hermosa melodía.

Para ti

Hay cosas de las que no me gusta hablar, pero que a la vez quisiera gritar.  Es que me hacen sentir que soy más vulnerable y eso no me lo enseñaste.  Me enseñaste a ser fuerte aunque esté herida y a no dejarme llevar por la vida, sino a tomarla yo y ser su guía.  Pero me pasa. Me derrumbo.
Nunca me lo dijiste, pero tus ojos hablaban y tu actitud me lo decía. Quisiste que fuera feliz, que me bailara la vida.  Tu amor, lo más grande que he conocido, desde que te vi por primera vez….Yo sé que tú también te enamoraste.

Desde dentro

No quiero que me digas por vergüenza que mi palabra escuchas, no quiero que me digas por decencia que mi presencia ansías. No quiero que suspires silente y con alivio si mi perfume se aleja. Quiero ver la verdad que tus escurridizos ojos ocultan. No cambies la mirada, no voltees si la busco para encontrar lo que con timidez escondes. Sólo dí la verdad, aunque muchas veces no sea la que otros quieren escuchar.

Sueño Azul

Que no son azules… y eso qué importa si yo los vi azules.  Esbeltos como la naturaleza misma. Iban todos juntos, unos andando en la orilla de aquella serena laguna, otros reposados y otros en vuelo. Así era aquella foto que me enamoró.  Hermosos flamingos plasmados en un paisaje azul, claro que era azul, así lo vi yo y así quedó.
El quinto de los colores del arcoiris, que viaja entre el verde y el violeta, es un símbolo de paz, de confianza, de serenidad, como la de los flamingos andantes y tranquilos de aquel atardecer que se quedó sin sol, sólo con la luz necesaria para que todo fuera azul.  Azul que hace pensar, que inspira y deleita.

Entropía y Vida

La primera vez que escuché sobre la palabra entropía fue en un salón de clases, hablábamos de los sistemas de producción y de información.  Me  llamó la atención ese término pues resulta que no sólo es un punto de estudio para los sistemas formales, sino que está presente en los detalles más simples de la vida, en lo cotidiano, y saber que existe, que puede convertirse en una amenaza para la calidad de vida, hizo que lo tuviese en cuenta ahora de manera más explícita, porque siempre había estado, de manera implícita, pero no tenía nombre, ahora ya lo tenía. 

Mi Sueño

Era una madrugada a principios del mes de diciembre de un año cargado de conflictos, de emociones, de cambios, de esperanzas y desesperanzas.  Dormía y soñaba algo extraño, había una entrada, un camino, una amiga que me indicaba que avanzara y siguiera con ella, un cubículo, unas gavetas, como cualquier sueño de esos extraños a los que no encontramos sentido.  Pero unas palabras se colaron en él, venían de una dulce voz, profunda, señorial y elegante, así la recuerdo. “Todo en la vida tiene un tiempo y todo tiempo tiene un fin”. Eso fue todo, pero aquellas palabras quedaron grabadas en mí, yo creo que para siempre.  Como si el destino me alertara.  Me hablaba del tiempo, y por qué el tiempo, la vida, el fin, tantas cosas en una sola frase. Mi deseo en aquel momento era que todo lo que estaba pasando terminara.  Entonces pensé que de eso se trataba.  Quizá inconscientemente trasladaba a mi sueño mi deseo.  Toda esa turbulencia se acabaría, llegaría su fin.  Pero no fue así.  Lo que llegó a su fin fue mi tiempo, mi ciclo, mi forma de vida, mis amigos, mi familia, mi momento, mi tranquilidad,  mi plan de futuro.  Y mi entorno cambió, pero no como yo lo deseaba. Ese fue el principio del fin de aquel tiempo.  Se terminó. Y sin darme cuenta me despedía de lo que luego no ha vuelto a ser mío.   


Mi Viaje y Yo

Recuperé mi aliento largo rato después de despegar el avión.  Desde que salí de mi mundo y volé a este nuevo espacio cada despegue duele, el pecho se aprieta, es como caer en cuenta que me estoy marchando de nuevo. Esa sensación de estar por el aire, tan lejos del punto de partida, mientras el mundo sigue girando y yo en su mismo sentido, pero más de prisa, como queriendo alcanzar lo que todavía no ha llegado. Como un viaje no sólo en el espacio, sino también en el tiempo.  Y empecé a recordar cómo comenzó y terminó esta pequeña travesía de un corto retorno a mi hogar, tratando de no pensar en el amor que se me fue y que esta vez no pude abrazar.


lunes, 2 de febrero de 2015

Te Cuento

Me sedujo esa invitación inesperada a hacer algo que me gusta.  Siempre pasan cosas a las que buscamos explicación sin encontrarla. ¿Y para qué buscarla entonces?  Simplemente moviste mis energías, despertaste una inquietud dormida y es que las energías están allí, sólo hay que moverlas. Pero, ¿de qué hablas?, no importa ya, estoy aquí sentada frente a ti, aunque no me veas, queriendo contarte algo, con una explosión de ideas que huyen porque les avergüenza ser descubiertas.  Las intento atrapar para ti.  Un poco fugaz, temerosa, inquieta, desconfiada, sin un principio, para qué buscarlo, eso pasó hace tiempo, con un camino sí, un camino que piso ansiosa de descubrir, porque cada día es diferente.  El dolor y la pena en ocasiones intentan derrumbarme, y lloro y entonces las energías se revuelven y se tensan y se van.  Pero regreso a mi camino, recordando la maravilla humana de sentir que estoy viva.  Recuerdo y escucho esa voz y vuelvo a recibir energía, de la buena, de la sabrosa y me vuelve a seducir el encanto de vivir y de escribirte. No sé por qué te lo cuento, sólo te lo quería decir.